Si no sabemos gestionar emociones, como enseñárselo a los niños??
Pues ale, ¡aquí dejo unas reflexiones al respecto!
La mayoría de los padres piensan que deberían dejar de gritar a sus hijos pero luego, sin darse ni cuenta, se sorprenden a sí mismos recurriendo una y otra vez al grito. Parece que nuestros hijos no obedecen hasta que, hartos de repetir la misma orden, se la gritamos. Es verdad que el grito llama su atención en un primer momento, pero
a la larga dejará de tener efecto y entonces ...¿qué haremos? ¿Gritar más fuerte, gritar más rato, vivir a gritos?
¿Es posible educar sin gritar?
Evidentemente sí. De hechodebería ser nuestra elección. Nuestros hijos han aprendido a no obedecer hasta que nos ven realmente enfadados y este es un mal hábito que han adquirido. Por lo tanto, es un hábito que debemos hacer desaparecer y generar uno más saludable. Gritar entrena a nuestros hijos a no escuchar hasta que se les levanta la voz. Cuanto más lo usamos, más los entrenamos y más nos costará que obedezcan sin necesidad de gritar.
Dejar de gritar no es fácil porque
supone tener un gran autocontrol sobre nuestras emociones sobre todo de la ira y la rabia que nos genera ver la desobediencia diaria en nuestros hijos. Es un entrenamiento que lleva tiempo. Primero sabremos frenarnos al minuto de estar chillando, pero poco a poco, seremos capaces de frenar antes de empezar a gritar, es cuestión de proponérselo, es cuestión de añadirlo a la lista de objetivos del 2015.
Y para que vosotros hagáis como yo y pongáis este deseo en vuestra lista, os voy a dar 5 razones para dejar de gritar a vuestros hijos que os convencerán:
Gritar convierte a los niños en sordos
Gritar no ayuda a gestionar las emociones
Gritar asusta a nuestros hijos
Gritar los aleja
A más gritos, menos autoestima
Educar a gritos tiene un efecto nefasto sobre la autoestima de nuestros hijos. Lejos de sentir que estamos orgullosos de sus logros y sus esfuerzos, lo que sienten es que nunca están a la altura, hagan lo que hagan, siempre aparecen los gritos y borran cualquier sentimiento de haber hecho algo bien.
Pero ¿Cómo conseguimos dejar de gritar?
Adquirir un compromiso
Nuestro trabajo como padres es controlar nuestras emociones
Recordar que los niños deben actuar como niños
- Es que tengo que repetirle mil veces que se vista. Cada mañana es la misma historia. Está claro que le gusta verme enfadado/a
- ¿Cuántos años tiene su hijo/a?
- Cinco años. Yo creo que ya sabe lo que debe hacer pero solo piensa en jugar.
Porque entonces seguro que habría algún problema. Los niños deben jugar, es lo que les toca a esa edad y nosotros somos los encargados de recordarles cada día sus obligaciones. Es nuestro trabajo de padres. Si nuestro jefe nos dijera que cada día tenemos que recordar al conserje que debe encender la luz, lo haríamos a diario, sin pensar si el conserje lo debería hacer por si solo o no. Pues con nuestros hijos es lo mismo, cada día debemos recordarles las mismas cosas hasta que adquieran el hábito y entonces tendremos que recordarles las siguientes. Es un trabajo que nunca acaba.
4. Dejar de reunir leña
Cuando tienes un mal día, cualquier chispa encenderá el fuego. Date un momento, haz algo que te haga sentir mejor y deja de reunir leña para el fuego. En algún momento tienes que parar.
7. Cuando te enojas, STOP
Para, cierra la boca. No hagas nada ni tomes decisiones. Respira hondo. Si ya estás gritando para en medio de la frase. No sigas hasta que no estés tranquilo. Hablar, castigar o actuar cuando uno está enojado aumenta notablemente la probabilidad de tomar malas decisiones, de gritar en vez de hablar, de usar castigos exagerados y poco educativos y actuar de manera desproporcionada. Le invitamos a leer nuestro post las 10 claves para usar bien el castigo.
9. Encuentra tu propia sabiduría
Analiza la situación de manera objetiva. Ahora que ya no sientes ira, será más fácil. Piensa en qué quieres conseguir y cuál es la mejor manera de hacerlo. Quieres que tu hijo te obedezca, ten paciencia y repite la norma las veces que haga falta, incluso ayúdale físicamente a hacerlo, cógele de la mano y guía sus pasos. Quieres que tu hijo te respete, enséñales con el ejemplo. Quieres educar bien a tu hijo, hazlo desde el reconocimiento y desde el afecto no desde los gritos y los castigos. Fija tus objetivos y fija también tus pasos. Los aprendizajes requieren tiempo y paciencia, tu hijo no lo puedo aprender todo a la primera, más bien es al contrario, no aprenderá nada a la primera.
Ayudando a nuestros hijos a gestionar bien sus emociones, aprenderemos mucho de las nuestras y seguro que esto nos hará a todos mucho mejores.
Fuente: psicologosantacoloma
Ofrecer empatía cuando tu hijo expresa cualquier emoción
Trata con respeto a tu hijo
7. Cuando te enojas, STOP
Para, cierra la boca. No hagas nada ni tomes decisiones. Respira hondo. Si ya estás gritando para en medio de la frase. No sigas hasta que no estés tranquilo. Hablar, castigar o actuar cuando uno está enojado aumenta notablemente la probabilidad de tomar malas decisiones, de gritar en vez de hablar, de usar castigos exagerados y poco educativos y actuar de manera desproporcionada. Le invitamos a leer nuestro post las 10 claves para usar bien el castigo.
Respira y date cuenta de tus sentimientos
9. Encuentra tu propia sabiduría
Analiza la situación de manera objetiva. Ahora que ya no sientes ira, será más fácil. Piensa en qué quieres conseguir y cuál es la mejor manera de hacerlo. Quieres que tu hijo te obedezca, ten paciencia y repite la norma las veces que haga falta, incluso ayúdale físicamente a hacerlo, cógele de la mano y guía sus pasos. Quieres que tu hijo te respete, enséñales con el ejemplo. Quieres educar bien a tu hijo, hazlo desde el reconocimiento y desde el afecto no desde los gritos y los castigos. Fija tus objetivos y fija también tus pasos. Los aprendizajes requieren tiempo y paciencia, tu hijo no lo puedo aprender todo a la primera, más bien es al contrario, no aprenderá nada a la primera.
Adopta medidas positivas, busca un lugar tranquilo
- Pide a tu hijo un time-out: tiempo fuera. Uno en cada sitio hasta que se desvanezca la ira.
- Pídele disculpas.
- Ayuda a tu hijo a gestionar la rabia que siente, que se sienta comprendido, explícale que tú también te sientes así a veces.
- Busca un lugar tranquilo donde esconderos, debajo de una gran sábana para dejar pasar de largo la ira y la rabia.
- Lee un cuento tras otro, hasta que se desvanezca la rabia.
Ayudando a nuestros hijos a gestionar bien sus emociones, aprenderemos mucho de las nuestras y seguro que esto nos hará a todos mucho mejores.
Fuente: psicologosantacoloma
Completamente de acuerdo!!!!
ResponderEliminar¡Y se puede!
ResponderEliminarEs fácil caer en "es que es muy dificil!... ¡pues a intentarlo! que se lo mercen....